lunes, 22 de julio de 2013

2º Premios Bostezo en homenaje a libreros, lectores y colaboradores



El pasado 22 de diciembre, un día después del fin del mundo, la revista Bostezo hizo entrega de sus premios bianuales en homenaje a sus lectores, colaboradores y libreros que hacen posible que, contra todo pronóstico, la publicación siga su curso con tan mala salud de hierro. En la filosofía de estos premios los galardonados se comprometen hasta el final de su reinado (diciembre 2015) a representar a Bostezo ante sus respectivos gremios, mostrando en todo momento un comportamiento de sobria moral e intachable civismo. La solemne ceremonia, a la que asistió Pepe Bernabé y que finalizó con el concierto de la Espinete Jazz Band, tuvo lugar en el centro cultural El Matadero de Godella. Los premios son de lujo: tres fotografías del periplo chino de Sergi Inclán. Son ellos.


 Colaboradores

Foto: Eva Máñez/Desayuno con viandantes en imprenta Vila.
Raquel García Sáez. Siempre dispuesta a enviarnos un link relacionado con el próximo dossier, a involucrarse en el jurado de  variopintos concursos, en una mesa redonda, una entrevista o en lo que faça falta. Representa a esos colaboradores que desde el back-stage alientan para que sigamos en el barco. Estamos convencidos de que si le sobraran un millón de euros donaría el 0'7% a Bostezo y eso es de agradecer. Su labor invisible se hizo patente en la recogida del premio: estaba tomándose un café en el bar de enfrente.

Foto: Sergi Inclán
Libreros
Inés Plasencia. Todoterreno y pundonor. Colaboradora, lectora y distribuidora de la revista, afirma querer postularse como su directora vitalicia, cargo que, con ese ímpetu, conseguirá en breve. En esta ocasión quisimos premiarla por introducirnos en la librería que más bostezos vende en el mundo: Laie-Caixa Forum Madrid. Cuando le preguntamos por la fórmula, nos contesta: porque están visibles al público, nada más entrar a mano izquierda. Ojalá cunda el ejemplo.


Foto: Sergi Inclán

 Lectores
José María Ferrando jr. El conocido gritaire es lector voraz donde los haya. Se lo lee todo. Afirma haber descifrado unos criptogramas con mensajes capitalistas en la suela de unas zapatillas chinas. Infatigable detector de erratas, para tortura de la redacción de Bostezo. Es el suscriptor con mayor optimismo en el porvenir de la revista: confía en recibirla en el buzón de su casa hasta el número 16. Se lee cada bostezo de cabo y a rabo y, pese a ello, consigue mantener cierta apariencia humana. Aunque cada vez menos.








Aquí podéis ver la 1ª edición de los premios.

miércoles, 17 de julio de 2013

Valencia, corazón hipster (Valencia street, Mission, San Francisco, CA)

POR ANDREA BLUM
Periodista y artista culinaria
 

Un Parklet público frente a la cafetería Four Barrel. Algunos de los comerciantes más jóvenes de la calle ven la introducción de la "tercera ola" de Coffe Shops como un punto de inflexión en la calle. Otros se burlan, y dicen que han transformado las cafeterías en cubículos de trabajo de personas que no se hablan.

A Public Parklet in front of Four Barrel Coffee House. Some younger shopkeepers on the street see the introduction of  “third wave “ coffee houses as a turning point for the street. Others scoff at the idea and say it turned coffee shops into online work cubicles with people who don’t speak to one another.


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Nathan Billings, de 36 años, en Photobooth, una tienda especializada en retratos ferrotipo y cámaras Instamatic. "Lo realmente grande de Mission es que la gente valora lo auténtico. Sin ellos, un lugar como este no podría existir."
 
Nathan Billings, 36, stands in the shop Photobooth that specializes in tintype portraits and instamatic cameras. "The great thing about the Mission is that people value what is real. Without them, a place like this couldn’t exist.”

lunes, 15 de julio de 2013

Domingo en el océano (informe tonto)


Ayer me tragué entero un partido de beisbol. El juego no acaba hasta que uno gana y pierde el otro. Tardaron tres horas en resolverlo. Debe de tener su gracia, pero todavía no se la encuentro.

Cada vez que pido una hamburguesa me cercioro primero de que haya cerca un baño. Por si acaso.

Son muy amables, pero no sé qué estarán pensando por dentro.

Distinción racial del mar. Latinos y negros se bañan en primera línea; más alejadas de la orilla se divisan blancas velas de yates reposados sobre la superficie. Al fondo se otean cargueros que deben estar atestados de currantes made in China por dentro. Supongo.

He vuelto a engancharme a los tacos. De lengua.

Resido en una villa rodeada de un bosque de secuoyas. Con coyotes, artistas, mosquitos, lagartijas y otros bichos. No me quejo.

jueves, 4 de julio de 2013

Valencia Semanal, un semanario contra el aparato posfranquista

POR CARLES SENSO

Portadas realizadas por Artur Heras
Las primeras elecciones democráticas que tuvieron lugar en el Estado español tras amanecer después de la noche franquista reportó en el País Valenciano mucho más que la victoria socialista y la demostración de la tradición progresista de la población. También constató el ínfimo calado de las propuestas nacionalistas, secundadas por la estructuración social en torno a iniciativas de mayor calado, caso del paradigma izquierda-derecha. Formaciones como el Partit Socialista del País Valencià y, sobre todo, Unió Democràtica del País Valencià (que gastó un importante capital en la campaña electoral debido a los buenos augurios) quedaron sin representación parlamentaria. La ciudadanía valenciana escenificó su convicción democrática en mayúsculas, sin que calara la importancia del prisma valenciano para analizar los nuevos retos. Importantes sectores de los partidos nacionalistas mencionados transitaron el camino hacia la introducción en formaciones mayoritarias, caso del PSOE y la UCD. Otros, sin embargo, entendieron que se podía crear la sociedad en la que soñaban desde otros espectros de la vida pública, caso de los medios de comunicación. Fue la creencia de personajes como Ernest Sena o Paco Carrasco, quienes pensaron y comenzaron a edificar la idea de Valencia Semanal en diciembre de 1977. Se formó para ello la empresa Puvasa y se concentró el capital económico necesario gracias a las aportaciones de “comprometidos” con la causa.
La presión del aparato posfranquista llegó a suponer
instalación de un paquete bomba en la puerta de la redacción de VS
Las aportaciones más importantes las realizaron los dos personajes mencionados, más la del empresario Pedro Soler, vinculado al sector naval y familia del mismo Carrasco. Se contrató, además, a una plantilla de periodistas jóvenes cuyo valor se ha multiplicado con el paso de los años, pues dichos trabajadores han ido demostrando su valía profesional hasta introducirse en muchos de los mejores medios de comunicación a nivel estatal e internacional. De entre todos ellos sobresalía (por su papel en el semanario) Amadeu Fabregat, auténtica alma mater de VS (abreviatura que se utilizará a partir de ahora para nombrar al semanario). “Valencia Semanal fue un síntoma de la época, de la Transición democrática y de todos los disturbios y cambios que en ella acontecieron1. Las palabras de Fabregat reflejan como pocas una síntesis de aquello que fue la publicación valencianista que se convirtió en los últimos años de la década de los setenta en un auténtico referente en el territorio valenciano. VS fue un medio de comunicación fruto de su época, como todos, es de suponer. Pero, introducida dentro de la época de mayores y más acelerados cambios de la historia contemporánea del País Valenciano, el semanario nacionalista fue víctima y afortunado heredero de la coyuntura de la Transición. En la revista de los Fabregat, José Luis Torró, Paco Carrasco, Miguel Ángel Villena, Vicent Andrés Estellés, Pilar López, Rosa Solbes o Ernest Sena se concentró el idealismo propio de los tiempos de cambios y la ilusión propia del final de una época oscura y el principio de días de mayor libertad. También el desencanto por el acontecer del proceso democrático y autonómico y el fracaso por la imposibilidad de poder llevar adelante la iniciativa periodística. VS reunió, en menos de tres años, toda esta espontaneidad de su tiempo.