viernes, 23 de agosto de 2013

Valencia en datos... algunos

POR VÍCTOR SAMSA
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Las estadísticas tienen la ignominiosa función de siempre decir la verdad a medias. Es la eterna paradoja del vaso medio vacío o medio lleno. Ambas cosas podrían ser ciertas y falsas al mismo tiempo. Posiblemente el vaso esté a medio camino de todo. Se podría decir que la certitud de los datos, no dependerá sólo de cómo quieran mirarse, sino más bien de quién llene el vaso –o lo vacíe-. Citar una fuente u otra requiere de cierta inmoralidad estadística. Cuando se inició la andadura de referenciar a Valencia en datos, se pretendía mostrar con esta idea aquellos datos, oficiales o no, que acarrean el devenir numérico de 5.009.931 personas –arriba o abajo, según pasan las horas- que cohabitan en un territorio con más nombres que cifras oficiales.



A nuestro pesar, la mastodóntica tabla de cifras creada tenía peligro de quedar inconexa y caer de nuevo en la inexactitud de la incertidumbre. Al comenzar, en el caso de esta autonomía –no será excepcional, pero aquí me ha ocurrido-, se juntó el exceso de opacidad en dichos datos oficiales. Por desgracia, poco a poco, el rastreo minucioso tiende a caer en el oficialismo imperante en el que cada uno aporta sus propios datos. En esta línea, no es que deba dudarse, pero muchas listas –de medios de comunicación, guías de viajes o webs varias. Sólo hay que buscar en la web-, algunas con cierto remilgo sorpresivo, aseguran que, actualmente, la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia suele ser el lugar de interés cultural más visitado de España. Es posible, pero alzar el cuello, no sólo por orgullo patrio, no está de más. Esto quiere decir que está por encima de la Alhambra, del Museo del Prado, la Sagrada Familia e incluso, al mirar más lejos, superando al mastodonte cultural parisino del Pompidou. Si se ha paseado por estos lares, y con poco que se busque sobre turismo, cuanto menos esto genera confusión. Pero, ¿de dónde salen estos datos? Para establecer una lista, se necesitan fuentes, si es posible imparciales, y más aun contrastables. Y rastrear números sobre Valencia se convierte poco a poco en una carrera de obstáculos. ¿Quién puede asegurarme a cuánto está el macetero del Puente de las Flores? ¿Cuánto ha costado habilitar el circuito urbano de Formula Uno? ¿Cuántos periodistas pueden pagarse en dos días con los 14.713.924,75 euros invertidos en la retransmisión en Canal 9 del V Encuentro Mundial de las Familias, con Papa y todo? Todo esto se puede encontrar. Respuestas hay muchas, aunque la Verdad es más difusa. Eso sí, desde que aprendí que dos más dos pueden ser cinco, todo me quedó más claro.

Si la imparcialidad parece ser un lejano interés esnobista, casi que sólo queda agarrarse a este oficialismo institucional y, aunque parezca una contradicción, el contrapunto se encuentra en que a pesar de presuponer –ojalá me equivoque- que se tratarán de datos improbables, mayúsculo es todo al establecerse una comparación… y, más aún, al pasarlo a pesetas. Resulta curioso terminar buscando en el interior de la ballena y encontrarse a un niño con libreta y bolígrafo haciendo cuentas. De aquí, de las recónditas entrañas de este cetáceo, surgen los datos que se acompañan y que intentan ser lo más fiables posibles. Al menos, son los que permiten sean encontrados y, cuanto menos, a veces no está mal echarle un ojo. Si dejamos de lado a los que buscan, a los medios, la oposición o los bienaventurados, el camino se encontrará en los presupuestos –etimología muy correcta-, los informes anuales de la Sindicatura de Comptes, los encargos del IVIE –los que tienen enlace activo, del resto quizás se puedan leer algún día-, informes judiciales... Aquí se pueden sumar millones de euros como si fueran granos de arroz, para acabar concluyendo que puede ser que se me rompiera el bolsillo y que coserlo no hará más que estrechar el espacio, pero, digo yo, ¿no debería impedir que se haga más grande el boquete? Por cierto, ¿cuánto había en el bolsillo?

Aun desconcertado por tanto número certifico que buscar cifras es fácil. Pero, ¿qué pasa cuando existen cifras tan dispares? ¿Cómo es posible que instituciones como el INE, Eurostat, ministerios varios o el IVIE, o incluso medios de comunicación, difieran tanto en un mismo (pre)supuesto? ¿Dónde buscan los que buscan? ¿A cuánto está una barra de pan? En un supermercado convencional suele estar a cuarenta y cinco céntimos, abajo de mi casa a setenta y siete, en el centro de Valencia cuesta unos setenta aproximadamente y en el pueblo de al lado, veinte. Recomponer la media me hace pensar que el que más se acerca será el supermercado, pero espero que aunque la levadura ya no sea la misma que hace unos años, mis cifras me permitan seguir comprándola en el horno de toda la vida, el de abajo de mi casa. Todo sea por la levadura, la que hace levantar los cuerpos. A fin de cuentas, se trata de hacer balance.

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